miércoles, 2 de enero de 2013

Dulce engaño

                                     
                                         


Y era así una vez que se me presento un Diablo enmascarado. Trayendo consigo una oferta tentadora y demasiado cara. Era un atado de 20 deliciosos cigarrillos. Me dijo que me costaría la vida para pagarlos! Tentado de la oferta le pedí un pequeño plazo. Me dirigí inmediatamente a ver a Dios, por un préstamo y me pido de garantía mi alma, es un trato le conteste! Así luego de pocos minutos el Diablo enmascarado regreso y me pregunto! ¿Tienes lo mío? Si, le respondí! En eso me entrega el paquete y rápidamente enciendo un cigarrillo! Amigablemente me toma de la mano y me dice ven con migo tu vida es mía! Y alegremente le respondo: si, pero mi alma le pertenece a Dios.